1929

Paisísmo Contemporáneo

Sevilla centra su embelesada mirada en Iberoamérica y el enrarecido regionalismo de Aníbal González se instala indisolublemente en el imaginario colectivo como estilo oficial. Era 1929.

Mientras el triunfo del Art Decó se palpaba a ambos lados del Atlántico y las vanguardias iban poco a poco encauzando su camino, mientras Barcelona inauguraba su Exposición Internacional y el pabellón Alemán de Mies van der Rohe se alza como culmen del movimiento moderno, mientras Nueva York abre al público una de las mayores pinacotecas del mundo, el Museo de Arte Moderno (MoMA), mientras nace Tintín, Sevilla centra su embelesada mirada en Iberoamérica y el enrarecido regionalismo de Aníbal González se instala indisolublemente en el imaginario colectivo como estilo oficial. Era 1929.

1929 es el título de la exposición individual de Antonio Barahona en Lugadero, donde su pintura, esta vez llena de ironía y alejada de automatismos, muestra los paisajes sevillanos más contemporáneos, pintados con el formato y sabor de los pintores clásicos del plenairismo español de finales del XIX y principios del XX. La muestra genera un diálogo estético, controvertido y cómico, que señala el hecho sociocultural que sucede en la ciudad sobre cómo esta asume los cambios que la modernidad propone.

Lugadero.